La crisis eléctrica que paralizó a España y Portugal
En un inesperado giro de los acontecimientos, España se quedó sin electricidad durante 12 horas, sumiendo tanto a este país como a Portugal en un caos total. La interrupción repentina del suministro eléctrico afectó a millones de personas y dejó una serie de secuelas en ambas naciones. Desde el colapso de la red eléctrica hasta el desconcierto generalizado, estos momentos de oscuridad marcaron un día histórico.
Un día de caos y confusión
Luis Ibáñez Jiménez, un residente de Madrid, experimentó en carne propia cómo la ciudad se sumía en la desesperación. Mientras circulaba por la autopista, de repente se dio cuenta de que no había semáforos y los coches se amontonaban sin rumbo fijo. «Era una especie de jungla», relató a CNN. Así comenzó un día en el que el apagón afectó profundamente la vida cotidiana.
El corte de electricidad fue tan rápido y contundente que en cuestión de segundos, 15 gigavatios de energía fueron desconectados, lo que equivale al 60 % del consumo habitual en ese momento. Este colapso de la red eléctrica española se extendió rápidamente a Portugal, creando un escenario de caos y confusión.
Adaptándose a la nueva realidad
A medida que las horas pasaban, las personas en España y Portugal se vieron obligadas a adaptarse a una nueva y extraña realidad. En Lisboa, por ejemplo, la editora Alanna Gladstone, quien había llegado horas antes del apagón, se encontraba en plena búsqueda de provisiones sin poder utilizar su tarjeta de crédito. “Los supermercados estaban cerrados y las filas eran interminables”, dijo. Los mercados de frutas fueron algunos de los pocos lugares donde la gente pudo adquirir lo necesario, aunque solo se aceptaba pago en efectivo.
En Madrid, la situación no era menos desalentadora. La policía se encargaba de regular el tráfico manualmente, mientras que las tiendas solo aceptaban efectivo. Las personas se agrupaban en las aceras, intentando encontrar una forma de volver a sus hogares. Jiménez comentó que, a pesar del caos, la gente mostró una sorprendente amabilidad y coordinación, haciendo lo posible para superar la adversidad.
Reflexiones al final del día
A medida que la noche caía y los rumores sobre la magnitud del apagón se propagaban, la desinformación no tardó en invadir los medios. Falsas teorías sobre un ataque informático o un acto de terrorismo se extendieron rápidamente. Sin embargo, los ciudadanos se refugiaron en el calor humano. Muchos se reunieron en las terrazas de los bares, disfrutando de una cerveza en compañía mientras la ciudad permanecía a oscuras.
Finalmente, después de muchas horas, las luces volvieron a encenderse, pero el impacto de aquel día aún era palpable. En Lisboa, Gladstone recordó cómo, junto a sus vecinos, pasaron la noche conversando a la luz de una linterna. «La amabilidad de los extraños nunca deja de sorprender», concluyó.
Este apagón fue un recordatorio de cuán dependientes somos de la electricidad y lo vulnerables que nos volvemos cuando esa fuente básica de energía se ve interrumpida. España y Portugal vivieron 12 horas de incertidumbre que no olvidarán pronto.