Intercambio de acusaciones y lenguaje escatológico
En una intensa sesión de la Comisión Permanente, el Senado de la República fue escenario de un fuerte enfrentamiento entre Ricardo Anaya y Gerardo Fernández Noroña, marcado por un uso polémico del lenguaje, acusaciones cruzadas y cuestionamientos al proceso de elección judicial. Anaya dominó la discusión, tanto por su protagonismo como por las expresiones utilizadas.
Debate encendido y expresiones polémicas
Durante la discusión sobre los resultados del proceso electoral judicial, Ricardo Anaya, coordinador del PAN, criticó abiertamente la legitimidad de la elección. Con una gráfica del oficialismo en mano, el panista aseguró que «9 de cada 10 mexicanos repudiaron la elección judicial», destacando que millones de votos fueron anulados o expresaron descontento con insultos.
Las expresiones de Anaya, entre ellas frases como “hicieron mierda el Poder Judicial” y “la caca flota”, causaron la molestia del presidente de la Mesa Directiva, Noroña, quien solicitó moderar el lenguaje. Sin embargo, Anaya respondió recordando el historial del morenista en redes sociales, donde ha utilizado palabras similares en contextos personales o políticos.
Gráfica jaloneada y tensión creciente
El momento más tenso de la jornada ocurrió cuando la senadora Verónica Camino, de Morena, acusó a Anaya de sustraer una gráfica de uso oficial para sustentar sus argumentos. En medio del jaloneo por el material visual, las acusaciones subieron de tono, mientras la Mesa Directiva trataba de recuperar el control del recinto.
Choque de estilos y disputa por la palabra
El cruce verbal culminó cuando Noroña le negó el uso de la palabra a Anaya, exigiéndole respeto a la Presidencia del Senado. “Yo decido en qué momento le doy el uso de la palabra”, afirmó, mientras Anaya lo calificaba de “cobarde” desde su curul. Acto seguido, el propio Noroña solicitó bajar a tribuna para responder con la frase: “pedazo de… político”, lo que intensificó aún más la controversia.
Un episodio más de confrontación política
Este incidente reflejó no solo la polarización política que vive el país, sino también la creciente preocupación por la manera en que se manifiestan las diferencias ideológicas en el Senado. Aunque se han hecho llamados al respeto institucional, las tensiones siguen escalando, especialmente cuando figuras como Anaya y Noroña están involucradas.
